
Parto de la base de que yo, como la mayoría de los jóvenes, consumo YouTube y las redes sociales por ocio desde hace bastante tiempo. Podría decir que desde que los vídeos más vistos eran los ahora más olvidados: los videoclips el momento y los caseros de golpes y caídas.
Si a grandes rasgos el mundo evoluciona rápido, el entorno de Internet lo hace a una velocidad de vértigo. Hace unos años se veía con diferentes ojos a un niño que no socializaba, que se encerraba en su cuarto y que no se despegaba de su ordenador; ahora ese mismo niño, cámara en mano, puede ser youtuber, y de ahí, con un empujón más, influencer. Ya no son "ni-nis", son sus propias empresas.