Según el
avance estadístico publicado por el Ministerio de Educación, Ciencia y Deporte,
fueron 1.291.188 los alumnos matriculados en la Universidad el pasado curso, de los
cuales 340.988 jóvenes comenzaron entonces sus
estudios de Grado. Esta vez parece que la cifra descenderá algo, ya que fueron alrededor
de 300.000 los jóvenes que se presentaron en el mes de junio a la EBAU
(Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad), lo que antes se
conocía como Selectividad o PAU), logrando aprobar más de un 90%.
A estos estudiantes,
y a los que se sumarán tras superar esta misma prueba en septiembre, no les
vendrá mal algunos consejos más allá del habitual “la Universidad no es como el
colegio”.

Para prevenir,
antes de comenzar el temido día en el que parece que se entra en un mundo
nuevo, conviene acudir a la papelería adquirir una agenda, la mejor aliada del
nuevo universitario. Pronto las primeras
hojas estarán repletas de anotaciones, aunque lo más fácil es que a partir de
enero se queden en blanco, una tentación que se debe evitar a toda costa.
Uno de los
aspectos más delicados es el de las amistades. Dicen que las amistades de la
universidad son las más duraderas. El nuevo universitario debería tener en
cuenta que muchos de los ‘novatillos’ también han llegado solos y están en la
misma situación, así que hay que dejar la vergüenza en casa y hablar con la gente. Pasarán
muchas horas juntos compartiendo una misma ilusión. Muchos hablan de juntarse con
los buenos estudiantes con el objetivo de mejorar las calificaciones, mientras otros
piensan que acercándose a compañeros con mayor grado de vagancia se sentirán
superiores. Pero no hay que fijarse tanto en esos detalles. Tan sólo hay que
dejarse llevar, ser uno mismo y apuntarse a esas actividades que organizan los
centros para romper el hielo y pasar un buen rato: talleres de radio, deportes,
charlas…

La edad
próxima a la veintena es una época en los que los consejos llegan cuando se
buscan, y cuando se necesitan nadie los tiene a mano. Es muy fácil decir que
hay que estudiar, y un poco menos hacerlo. Pero hay que ir a por todas, dar lo
mejor de cada uno, demostrando que si se ha llegado hasta ahí es porque aún se
puede llegar un poco más lejos.
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