domingo, 29 de diciembre de 2013

''Se conoce sus lágrimas de memoria''

No hace falta ser un genio para darse cuenta de que ya no es feliz.
O, al menos, no tanto como hace escaso tiempo.
Que sus ojos brillan. Demasiado.
Y no es la ilusión la culpable.

Aguanta. Resiste.
Evita pestañear, porque sabe, que si lo hace, 
una lágrima va a caer.
Y después otra. Y otra.
Se conoce sus lágrimas de memoria.
No quiere que la gente perciba ese olor transparente y salado.
Por ello, esquiva el contacto visual. O, al menos, lo intenta.

Aunque tiene claro una cosa. 
Por mucho que le vean llorar, nadie moverá un dedo por ayudar.