viernes, 25 de agosto de 2017

Dejemos de llorar sangre

Cuando era pequeña mi abuela me decía que no tenía que llorar por nada a no ser que hubiese mucha sangre. Pero a veces me entran unas enormes ganas de hacerlo cuando veo las noticias.

Algunos pensarán que, como joven periodista, estoy lanzando ladrillos contra mi propio tejado; en cambio, espero que otras personas se sientan identificadas. En este país no solemos atender opiniones que no encajen en nuestro propio ombligo. Aun así me atreveré: personalmente me veo en la obligación de posicionarme en contra de la publicación de imágenes sangrientas.