domingo, 11 de noviembre de 2012

Nueva vida universitaria

Fachada de la Universidad Nebrija en el Campus de La Berzosa
Poco me acuerdo del primer día de clase cuando era apenas una cría, pero dudo que fuese de los mejores... Cambiar de repente de ambiente, de gente, de ámbitos y costumbres... Todo cuesta en un principio, pero bueno, éramos solo niños.
Ahora todo cambia: ''adultitos'' que, por su propia cuenta, deciden seguir estudiando y formarse como personas con la idea de tener un futuro más claro.
En ocasiones estos jóvenes, por placer o incapacidad de estudiar lo deseado en su ciudad, marchan a otros lugares diferentes de donde han pasado toda su vida. Dejar atrás familia, amigos u otros seres queridos puede ser muy duro, sí, pero hay que mirar al frente; una nueva vida te espera, una nueva ''familia''.
La suerte está echada. Cruzas la valla de la universidad. Suspiras. Y con miedo sigues andando. ¿Haré amigos? ¿Caeré bien a la gente? ¿Se me dará bien la carrera? ¿En un futuro me servirá lo que voy a estudiar? Ya no sirve mirar hacia atrás. Queda prohibido ser un cobarde.
Hay gente, mucha gente del primer curso, pero realmente pocos se conocen entre sí. En el fondo todos están tan perdidos y tienen el mismo miedo que tú. Delicadamente te acercas a un grupo de estudiantes cual animal a su presa, pero con un fin contrario. Intentas tranquilizarte presentandote y estableciendo una suave conversación, que se centra sobretodo en nombres, edades y lugares de procedencia. En un principio, te costará acordarte de todos esos datos, tal vez porque los hayas preguntado solamente por educación, por no sentirte solo en ese momento. Pero poco a poco y con el tiempo irás conociendo más gente con más interés. Es ley de vida.
Una vez dentro de la clase, algunos profesores se presentarán y explicarán el contenido de sus clases. Parecen fáciles, y algunas hasta divertidas. No te confíes, esto no es un juego. Pero tampoco vale amargarse, por lo menos de momento.

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