miércoles, 25 de octubre de 2017

Ni aquí ni ahora

Nos estamos volviendo locos. Somos capaces de hacer lo que sea para dejar a nuestro rival en ridículo, o adecuar la actualidad a nuestros intereses y discurso. Convencidos de que el público desdeña el uso de las tecnologías para verificar las noticias, engañamos mientras rezamos para que nadie nos pille. Como los niños pequeños cuando, tras cometer una travesura, se esconden y cierran los ojos pensando “si yo no les puedo ver, ellos a mí tampoco”. Inocentes. O no.

Las imágenes han sido trucadas desde hace más tiempo del que pensamos, pero a mí personalmente me abrió los ojos la imagen de Chay Yu Wei, ganadora de un concurso oficial de Nikon bajo el título Coger un avión en el aire, que resultó ser un montaje a base de PhotoShop.
Sin embargo, en ocasiones no se precisa de ningún trucaje para manipular el mensaje de la imagen. Debido a razones sociopolíticas que a estas alturas a nadie se le escapan, desde hace unos meses la comunidad autónoma catalana es el epicentro de las noticias nacionales. Los atentados en Barcelona y Cambrils del pasado 17 de agosto parecieron unir a los habitantes de la zona, quienes un par de días después se manifestaron al grito de "No tinc por" (“no tengo miedo”) para condenar los ataques yihadistas mientras algunos activistas, acompañados de pancartas y banderas esteladas, se situaban tras el presidente del Gobierno y el Rey acusándoles de “defender las políticas que promueven la violencia”. Su colocación justo detrás de las autoridades, objetivo de los fotógrafos, les proporcionaron una repercusión tal vez desmedida. Algunos, en cambio, encontraron el ángulo contrapicado perfecto, que permitió a la Casa Real, Mariano Rajoy y Pedro Sánchez publicar fotografías en sus redes sociales en las que no se veía ninguna de esas banderas.
Pero existe otro tipo de engaños fotográficos últimamente de moda en el mundo informativo. Porque las fotografías captan un solo instante, un microsegundo, el aquí y ahora. Aunque a veces el “aquí” está tomado “allí” y el “ahora” algún tiempo atrás.
Algunos parecen haber descubierto este tipo de manipulación durante el referéndum del 1-0 en Cataluña. A lo largo de esa jornada se difundieron masivamente imágenes que pretendían acusar de brutalidad a los cuerpos de seguridad, obteniendo un gran eco incluso en medios extranjeros.
Una de esas imágenes fue la de un menor sangrando de la cabeza, supuestamente agredido ese mismo día por las fuerzas policiales desplegadas por el Gobierno central. Sin embargo, en realidad corresponde al 14 de noviembre de 2012 tras una carga policial de los Mossos d’Esquadra ante El Corte Inglés de Tarragona. Muchos perfiles extranjeros publicaron la siguiente imagen, que da a entender la agresión de un policía a un discapacitado. Pero la realidad es muy diferente: se trata de una fotografía tomada en mayo de 2011 durante el movimiento 15-M en el que el mosso no golpea al hombre en silla de ruedas, sino a alguien que se encuentra detrás suyo.
Y quizá una de las imágenes con mayor viralidad fue la de un joven con la cara ensangrentada, supuestamente herido en el barrio de Gracia por una pelota de goma, cuando en realidad esa instantánea se tomó el 12 de julio de 2012 en Madrid durante una marcha minera.
Este es uno de los riesgos del periodismo ciudadano. Pero simplemente hay que informarse antes de informar, y más aún si tienes una responsabilidad social relevante, como la del eurodiputado del PDeCat, Ramón Tremosa, quien se “coronó” con la publicación de una imagen en la que se veía a una joven encarándose a un policía, acompañándola con el hastag #CatalanReferendum. Una fotografía cargada de contenido, fuerte, atractiva… que data del año 2016, cuando fue tomada durante una manifestación en Chile.

Parece que cuando vemos sangre abrimos más los ojos, nos llama la atención, como si nos gustara verla. Es la magia del morbo lo que nos hace débiles ante posibles manipulaciones como la de Samara Weaving, una actriz australiana de la serie Ash vs Evil Dead, cuya imagen perfectamente caracterizada para un rodaje fue utilizada por los seguidores de Donald Trump en 2016 como si fuera la de una víctima del ataque de sus detractores. Enhorabuena a los maquilladores por un trabajo tan realista; a Samara le sorprendió tanto el resultado que acabó publicando su retrato en Instagram.
Las terribles noticias en ciertos países nos han acostumbrado a ver imágenes de fallecimientos múltiples, nos han inmunizado  ante fotografías de cuerpos sin vida y, sobre todo, nos han hecho proclives a creer cualquier cosa, por terrible que parezca. Una buena estética y composición captan aún más la atención del espectador, hasta el punto de vender un hecho como real a pesar de ser simplemente una representación. Así ha ocurrido con una imagen del fotógrafo saudí Abdul Aziz Al-Otaibi, quien fotografió a su sobrino con un conseguido atrezzo simulando tumbas para un proyecto artístico. El problema surgió cuando se comenzó a difundir la instantánea como si realmente el niño durmiera entre las tumbas de sus padres asesinados por el régimen de Al-Assad.
Tristemente, éste no ha sido el primer caso en el que una situación totalmente recreada es interpretada como noticia informativa. Es lo que ocurrió con la famosa imagen de un fugitivo atrapado en la línea fronteriza de El Paso, una creación fotográfica de Luis Merden para National Geographic fotografiada en 1939. 

¿Otro caso más? En junio de este mismo año algunos medios mexicanos han difundido la noticia de que habían sido encontrados en la costa de Acapulco varios cadáveres de menores desaparecidos desde hacía días con signos de agresiones sexuales. Sin embargo, la foto fue tomada un año antes en la playa gaditana de Santa María del Mar por dos periodistas españoles que recrearon así el drama de los refugiados libios que pierden la vida en el mar intentando alcanzar las costas europeas.
Las imágenes de supuestos saqueos también han sido muy utilizadas. Tal es el caso de algunas fotografías que circularon por las redes sociales y varios portales web como si hubieran sido tomadas en Venezuela, cuando en realidad correspondían a saqueos en Filipinas tras el paso del tifón Haiyan en 2013.
Puesto que la desgracia de un animal puede llevar al espectador a empatizar también con este tipo de víctimas, ellos tampoco se libran de este tipo de manipulaciones. La fotografía de un cormorán bañado en petróleo se utilizó como prueba de la maldad de Saddam Hussein, quien en 1990 habría mandado volar pozos de petróleo con el fin de provocar una gran catástrofe ecológica. Finalmente se dio a conocer la verdad: la instantánea se situaba en Alaska tras el accidente de un petrolero en su costa.
Aunque habitualmente este tipo de manipulaciones contextuales se realizan para socavar una reputación, en ocasiones han respondido a afanes propagandísticos, para ensalzar al protagonista. Tal es el caso de una fotografía de Barack Obama  tomada en el refugio para personas sin hogar de Washington durante el Día de Acción de Gracias en 2015, recientemente utilizada para ilustrar su afecto y apoyo a las víctimas del huracán Harvey.
En estos tiempos  las redes sociales se han convertido en herramienta indispensable, sobre todo para los jóvenes, a la hora no sólo de conectar con amigos u otros usuarios, sino también a la de informarnos. La velocidad con la que se difunden las noticias en estas plataformas también acompaña a los bulos que, por muy extraños o improbables que parezcan, pueden terminar pareciendo creíbles cuando todo el mundo habla de ellos. Un arma de doble filo en todo su esplendor. A esta dificultad se suma la proliferación de ciertas páginas web satíricas cuyo contenido falso es obvio, como es el caso de World News Daily Report, HayNoticia o El Mundo Today, a los cuales acompañan fotografías fácilmente descargables y reutilizadas en otras noticias diferentes, sean verídicas o no.

Existe un pequeño truco para conocer el contexto original de una imagen publicada en la web, utilizando la búsqueda inversa de Google Imágenes. Es muy sencillo: basta con descargarnos la imagen y al arrastrarla a la caja del buscador, o al introducir su URL, aparecerán todos los contenidos que hayan utilizado esa fotografía. Además podremos definir un rango de fechas para comprobar con mayor exactitud en qué momento fue publicada la imagen por primera vez.
Claro que el sistema no es absolutamente infalible, puesto que la viralidad de una imagen asociada a un contexto inapropiado puede superar los controles algorítmicos del buscador.

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