jueves, 16 de abril de 2020

Héroes por obligación

Cuando algo nos consterna, enseguida buscamos un sujeto al que denominar “héroe”. Es nuestra excusa para sentir que alguien está haciendo lo que está en su mano para salvarnos.

En esta situación tan injusta y difícil hay quienes hacen más de aquello para lo que han sido entrenados y, en ocasiones, sobrepasan sus límites. Se encierran cada día en un hospital. Horario indefinido.



Cada tarde miles de personas aplaudimos desde nuestras ventanas. Es la forma que tenemos de hacerles llegar nuestras fuerzas, nuestros ánimos, nuestro sentimiento de admiración hacia ellos.

Profesionales del mundo de la sanidad, de la seguridad, de la información, del abastecimiento, de la limpieza... Profesionales que se han convertido en más que eso en primera línea de batalla. No solo están cumpliendo con su deber de manera excepcional, si no que además tienen que seguir demostrando que son imprescindibles, aunque hace tiempo que no se sentían así. Les aplaudimos, pero hace días les obviábamos cuando reivindicaban mejoras laborales o, simplemente, medios para hacer su trabajo.

Pelean contra algo que ni siquiera pueden ver, algo que en ocasiones ni se siente. Algo que puede acabar con sus vidas. Son héroes anónimos que también lloran, héroes a su pesar porque solo quieren cumplir con su compromiso. Son humanos, héroes que necesitan su traje “supersónico” para poder ayudar a la sociedad y salvar el mundo. No llevan capa, pero precisan de unos medios que no se les ha proporcionado. Muchos de ellos han fallecido por carecer de la más mínima protección. Eso sí, cuando esto acabe les levantaremos monumentos y les dedicaremos plazas y calles mientras los héroes descansarán en sus tumbas.

Ahora, parémonos y pensemos en quiénes son los verdaderos héroes y quiénes los villanos.

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