lunes, 27 de noviembre de 2017

La Maravillosa Orquesta del Alcohol, de Burgos al cielo

Van por allí los héroes del sábado. / Van a intentarlo una vez. / Si les hieren hoy, / si les hacen daño, / van a intentarlo una vez. / Y ya están ahí / los héroes del sábado.
Así comienza Héroes del sábado de Salvavida (de las balas perdidas), el último disco de La Maravillosa Orquesta del Alcohol, también conocida brevemente como La M.O.D.A.


Si algo caracteriza a estos siete jóvenes aparte de su vestimenta —siempre una camiseta de tirantes blanca— es su forma de tocar, de dejar que su música les brote del corazón. El pasado sábado tuve la oportunidad de asistir a uno de sus tres conciertos en La Riviera de Madrid, cuyo cartel anunciaba sold out desde hacía más de un mes. En el escenario, el cantante David Ruiz, recordaba sus inicios con el grupo en un garaje “donde nadie sabía de nuestra existencia” para dar paso al tema La Vieja Banda. Echaba la vista para atrás y daba las gracias a Adán Ruiz, exguitarrista del grupo, a todos los que les apoyaron desde el principio y muy especialmente a sus abuelos con la canción Campo Amarillo.

En un mundo donde el reggaetón está a la orden del día, parecería imposible que unos burgaleses que crean folk fusión —se retrataron como Los hijos de Johnny Cash— lleguen a agotar entradas, tocar en múltiples festivales nacionales y compartir su música fuera del país, haciendo que grandes masas de gente canten a voces cada letra y hagan temblar el suelo con cada nota. Pero así es, lo han logrado. Han conseguido erizar la piel de quienes les escuchan, sean niños, jóvenes, adultos o mayores, con melodías como Océano, dejándonos bien claro que “la vida no es lo que veías en películas” o reivindicando la libertad del modo más elegante con Himno Nacional.

Si hay una lección que enseñan estos chicos, aparte de luchar por lo que quieres, es a llevarte un pedacito de tu ciudad vayas donde vayas, como ellos mismos hacen con Burgos. Les gusta hacer partícipe a su tierra en las letras que cantan, glosando las agujas de la catedral o los soportales de Antón, y en las carreteras de sus videoclips, pequeñas pero intensas road movies. No tienen miedo a gritar “¡Burgos!” en sus conciertos porque tienen claro que sus más cercanos seguidores les acompañan donde sea. Orgullosos, sin complejos, como demostró una parte del joven público que, una vez finalizada la actuación, comenzaron a cantar voz en grito el himno a Burgos orgullosos de que La M.O.D.A. compartiese raíces con ellos.

No te olvides de dónde vienes. / En las noches más oscuras, / en las carreteras crudas, / en los golpes de la vida. / No te olvidas, no te olvidas.

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