martes, 15 de octubre de 2019

Mi viaje a Praga, República Checa


Algunos se refieren a ella como la Ciudad Dorada, otros como la de las Cien Torres, la Cabeza del Reino, la Dama de las Ciudades… Todos hacen referencia a Praga, la capital de la República Checa y una de las 20 ciudades más visitadas del mundo.
Tres horas en avión y ponemos al fin pie en tierra firme. Lo primero es ubicar el alojamiento. Para nuestro viaje de tres días reservamos un estudio al lado de la estación de metro Andel, muy cerca de la orilla izquierda del río Moldava. Se trata de una zona céntrica y muy bien comunicada junto a un centro comercial con diferentes restaurantes. Cuando nos instalamos era ya tarde para perdernos por la ciudad y contemplar la belleza del casco histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1992. Era preferible reservar fuerzas para disfrutar mejor la estancia en la ciudad bohemia.

El primer día decidimos hacer un Free Tour por el Castillo, un lugar imprescindible que debe visitar cualquier turista. Lo que hace diferente estas giras es que el interesado no paga por adelantado, sino que dona al guía la cantidad que considere según sus explicaciones al final de la visita. Nosotros tuvimos la fortuna de coincidir con Tareq, un joven español que lleva cuatro años en Praga y se la conoce como la palma de su mano. Comenzamos el recorrido en el Puente de Carlos, el más importante y transitado de la capital. Comunica la Ciudad Vieja (Staré Město) con la Ciudad Pequeña (Malá Strana) atravesando el río Moldava y su historia es más que curiosa. Antiguamente todos los puentes eran de madera y cuando el río se desbordaba se los llevaba por delante con mucha facilidad. Fue el emperador Carlos IV quien decidió construir un puente que resistiese siempre y para ello contó con astrólogos, numerólogos e ingenieros. Entre ellos decidieron que la primera piedra debía ser colocada en fecha de números impares ascendentes y descendentes (135797531), es decir, en el año 1357, el 9 de julio (mes 7º) a las 5:31h. A lo largo de sus 516 metros podemos contemplar hasta 30 esculturas, pero la más famosa es, sin duda, la de San Juan Nepomuceno, que se alzó en 1683 en su honor. Cuenta la leyenda que era el confesor de la reina de Bohemia y el rey, que tanto desconfiaba de su mujer, le preguntó en varias ocasiones sobre las infidelidades de su esposa. Su resistencia a romper el secreto de confesión acabó costándole la vida en las aguas del Moldava, donde fue arrojado desde ese lugar. En la representación le acompañan cinco estrellas, que se dice que eran las que había sobre el puente el día de su muerte, la imagen de un perro (que si tocamos nos garantiza la fidelidad de nuestra pareja) y otra de la reina (que nos asegura que no moriremos ahogados).


Una vez atravesado el puente llegamos al Muro de John Lennon, cuya música estaba prohibida durante la época comunista. Inicialmente el muro era totalmente blanco. Cuando Lennon fue asesinado en 1980, alguien escribió de manera anónima un pequeño fragmento de una de sus canciones, pero las autoridades repintaron el muro de blanco. Al día siguiente, otra frase volvió a aparecer… Durante días se estuvo repintando el muro para volverlo a dejar impecable hasta que las autoridades se rindieron ante la insistencia de los jóvenes praguenses que querían convertir el lugar en un símbolo de libertad de expresión. Durante nuestra estancia en República Checa saltó la noticia: en breve el muro se volverá a pintar de blanco y tan sólo los artistas podrán plasmar sus dibujos. ¿El motivo? Se trata de un lugar histórico donde abundaban frases y dibujos que hacían referencia a la paz, la libertad y el amor; sin embargo, ahora predominan los “Marta estuvo aquí”, “Pepe, te quiero” o “Segovia 2014”. Es por eso que fuimos de los últimos afortunados que vieron el famoso Muro de John Lenon antes de que, como en 1980, vuelva a ser blanco.


La visita terminaba en el Castillo, para lo que inicialmente en el tour nos requerían un tique para el tranvía, aunque se puede acceder a él andando y subiendo alguna que otra escalera. Es la antigua residencia de príncipes, reyes y emperadores de Bohemia, y actualmente lugar de trabajo del presidente de la República Checa. Conocer la historia de este recinto es fundamental a la vez que curiosa. Sin desvelar mucho, tan sólo recogeré dos anécdotas de las muchas que nos contaron. La primera es que a la entrada del recinto hay un control, algo que a muchos visitantes nos llamó la atención, cuyo origen está en que hace apenas 4 años un grupo de bromistas checos consiguió cambiar la bandera oficial por unos gigantes calzoncillos rojos.



El segundo detalle es que son los Rolling Stones quienes pagan su iluminación nocturna. En 1990 Praga acogió el primer gran concierto tras la Revolución del Terciopelo, protagonizado nada más y nada menos que por el grupo musical londinense. Los Stones se quedaron prendados de la bella ciudad e hicieron amistad con el presidente Václav Havel, quien confesó ser un aficionado del rock. Tras el concierto gratuito que ofrecieron en el propio Castillo, el más grande del mundo, fue tal su disgusto al ver que quedaba totalmente a oscuras, que la banda se comprometió a abonar todos los costes de iluminación para que pudiera admirarse por la noche.

Esa misma tarde nos maravillamos con el casco antiguo y la expectación que despierta el Reloj Astronómico del antiguo Ayuntamiento. La leyenda dice que quienes lo encargaron realizar dejaron ciego a Hanus, el relojero que lo creó en 1410, para evitar que hiciese una réplica y asegurarse así que fuese único en el mundo. Su mayor pena era no poder volver a ver su gran obra, por lo que pidió a su ayudante que le acompañase para tocarlo por última vez. Una vez allí, metió la mano en el mecanismo y lo destrozó, aunque perdió la mano y acabó muriendo desangrado. Mucho tiempo pasó hasta que otro relojero pudo arreglarlo. Con el fallecimiento de Hanus, el famoso reloj quedó maldito y cada vez que se detiene, algo malo ocurre en Praga. Una de las veces que dejó de funcionar fue durante la invasión de los nazis, y la última, en 2002, la ciudad sufrió su peor inundación. Acompañado por un carrusel de apóstoles, un gallo dorado y cuatro figuras que representan la vanidad, la avaricia, la lujuria y la muerte, a cada hora en punto todas las figuras dicen que no con la cabeza excepto la representación de la muerte, que advierte que sí, y ya se sabe que “la última palabra siempre la tiene la muerte”. Se puede subir a la torre, pero cuesta 10 euros. Más adelante os hablaré de un lugar que, para nosotros, tiene las mejores vistas de la ciudad (y es gratis).

Después de contemplar durante un buen rato el amuleto de Praga (y obviamente esperar hasta el espectáculo, más breve y sencillo de lo que nos imaginábamos), llegamos a la antigua Universidad atravesando la famosa Torre de la Pólvora, construida como torre atractiva de entrada a la ciudad sin fin defensivo y que se utilizó para almacenar, como es fácil deducir, pólvora. Caminando un poco más nos topamos con la estatua de un hombre erguido sobre un traje. Resulta ser una representación de Kafka y la mala relación que tenía con su padre, equiparado con un monstruo sin cabeza y sin brazos al que el hijo podría vencer. Como en este lugar son muy de acariciar lo que brilla (y recordemos que uno de sus sobrenombres es el Ciudad Dorada), dicen que si tocamos el pie izquierdo volveremos a Praga, mientras que si lo hacemos en el derecho tendremos buena suerte.




Llegando a Josefov, el barrio judío de Praga podemos visitar las seis sinagogas (Alta, Española, Klausen, Maisel, Pinkas y Vieja-Nueva) y el antiguo cementerio hebreo, en el que descansan más de cien mil personas en hasta doce capas de enterramientos. Durante siglos los judíos vivieron parcialmente aislados en este lugar hasta que en el 1850 se derribaron las murallas y se permitió que viviesen en cualquier parte de la ciudad. Para ver los diferentes lugares de interés de esta zona existen distintas tarifas:
  • Museo Judío de Praga. Incluye la entrada a todos los espacios gestionados por esta entidad, que se visitan de forma conjunta: Sinagogas Maisel, Klaus, Pinkas y Española + Viejo Cementerio Judío + Sala Ceremonial + Galería Robert Guttman. Adultos: 13,50€.
  • Sinagoga Vieja-Nueva. Entrada individual a esta sinagoga. Adultos: 8,50€.
  • Barrio Judío de Praga. Combina todos los lugares del Museo Judío de Praga + la Sinagoga Vieja-Nueva. Adultos: 20,50€.
  • Synagogue.cz. Combina la entrada a la Sinagoga Vieja-Nueva y la Sinagoga de Jerusalén, situada fuera de Josefov. Adultos: 10,50€.
Comentaba antes que iba a hablar del lugar con mejores vistas de Praga. Muchos son los sitios recomendados para poder ver una panorámica de Praga: el mirador del Castillo, la torre del monte Petrin (aunque tengas que subir más de 300 escalones o utilizar un teleférico por menos de 2 euros), el campanario de la Catedral de San Vito, la Torre de Telecomunicaciones Žižkov (aunque cuesta 10 euros subir y está bastante alejada del centro)… Sin embargo, hay un lugar que a nosotros nos enamoró. Se trata del Parque Letná, con muy buena conexión desde el centro en transporte público. Además de tener unas vistas gratuitas e impresionantes de Praga, sin escaleras ni cuestas; es un fantástico lugar para descansar y merendar si coincidís con un día soleado o desde el que acercaros al estadio de fútbol de la ciudad, que está a escasos metros.

Volviendo del parque hacia el centro de la ciudad nos encontramos con la calle más estrecha del mundo: Vinarna Certovska. Tiene apenas 70 centímetros de ancho y es casi imposible que dos personas se crucen dentro, por lo que está regulada por semáforos. Se encuentra muy cerca del Puente de Carlos y une la calle Luzickeho con el restaurante Certovka.
Casi a la vuelta de la esquina y justo delante del museo de Franz Kafka se halla un conjunto escultórico en bronce que incluso por algunos praguenses es tachado de despectivo. Dos hombres orinan en una superficie cuya forma reproduce la silueta de la República Checa. Tan bizarra obra es original del provocador artista David Černý. Pocos saben que el movimiento de las pelvis no es aleatorio, sino que escriben con la supuesta orina frases de célebres personajes checos. De este mismo Černý también es la cabeza en movimiento de Kafka en plena Avenida Nacional. La obra, con un peso de 39 toneladas, cuenta con 42 bloques que giran de manera individual. Más discretos son unos bebés que gatean por las paredes exteriores de la Torre de Telecomunicaciones, creados también por este artista checo.

Hablando de construcciones atípicas, no podíamos dejar pasar la Casa Danzante del arquitecto estadounidense Frank Gehry. En realidad se trata de dos edificios que se entrelazan; es por eso que ha sido popularmente rebautizada como Fred & Ginger en referencia a estos dos famosos bailarines de Hollywood. Fue un polémico proyecto porque los vecinos de la zona se negaban a tener un edificio deconstructivista en un barrio plagado de casas barrocas y modernistas. Fundamental e imprescindible fue el apoyo del por entonces presidente checo, Václav Havel, vecino del lugar, que defendió su construcción a pesar del elevado coste y las complicaciones técnicas. Considerado como uno de los edificios modernos más queridos de Praga, ha ganado varios premios de arquitectura.

Para terminar con los imprescindibles de la capital checa, debemos nombrar el Museo Nacional y su amplio y bello acceso por la Plaza de Wenceslao. Además de albergar exposiciones temporales, el Museo cuenta con varias colecciones permanentes:
  • Prehistoria de Bohemia, Moravia y Eslovaquia.
  • Exhibición mineralógica y litológica.
  • Paleontología, Osteología y Antropología.
  • Zoología.
  • Decoración y medallas de países europeos.
Curioso cuanto menos es, si nos acercamos bien a la fachada, ver las marcas de disparos de que dejaron los tanques del Pacto de Varsovia en 1968 tras la invasión de Checoslovaquia para poner fin a la Primavera de Praga.

Por último, la ubicación, la fachada y lo poco que deja ver de su interior, el Museo de máquinas sexuales nos llamó la atención y no nos pudimos resistir a entrar. En este museo podemos ver, además de un fragmento de una película erótica de principios de siglo XX, diferentes artilugios que se utilizaban antiguamente para proporcionar y obtener placer sexual. Resulta muy curioso aunque, la verdad, poco tiene que ver con Praga.

Tres días pueden ser suficientes para acercarse a la historia, la cultura y las curiosidades de esta ciudad. Pero si deseáis disfrutar algún día más, aquí os dejo algunas propuestas. Nosotros tendremos que volver a la ciudad para poder conocerlas.
  • Tour de la CervezaRepública Checa lleva durante 17 años consecutivos siendo considerado el país más bebedor de cerveza. De hecho, no es de extrañar que en los restaurantes sea más barata la cerveza que el agua. Si sois amantes de esta bebida, el Tour de la Cerveza es para vosotros. Hay muchos tipos de visitas en las que os enseñan diferentes tipos de cerveza y hacen catas en distintos restaurantes o bares.
  • Tour de TerezínCon este tour podremos conocer la historia de este campo de concentración, que se encuentra a las afueras de Praga. Incluye la visita al cementerio de la Primera Guerra Mundial, al Memorial del Holocausto y a dos museos. Entrada para adultos: 35 €.
  • Kutná HoraEs uno de los pueblos más bonitos de República Checa, Patrimonio de la Humanidad desde 1995. Allí se encuentra la famosa Capilla de los Huesos, la Catedral de Santa Bárbara y la Corte Italiana, la antigua ceca del reino de Bohemia.
Es la sexta ciudad del mundo más segura, pero aun así conviene tener mucho cuidado con los carteristas en las zonas más turísticas y con aglomeraciones de gente. Como en otras muchas ciudades.

Cuando regrese ya sabré que en República Checa no utilizan el euro; su moneda es la corona checa; y que, aunque para cambiar divisas (poco más de 25 Kc por 1€) siempre es aconsejable cambiar en la ciudad destino, en Praga hay que ser precavidos porque muchos ciudadanos ofrecen cambio en la calle a 29 Kc, que en realidad son rublos bielorrusos. El mejor lugar para cambiar se encuentra entre las calles Maiselova y Kaprova, en pleno centro y a pocos metros de la Plaza de la Ciudad Vieja, fácil de distinguir por su rótulo azul. Eso sí, sólo cambia metálico. Si no llevamos nada suelto evitemos los ATM, en los que la comisión es mayor.

Tampoco me sorprenderá la cantidad de coreanos haciéndose sus reportajes fotográficos de boda. Esto no significa que se casen allí. En Corea hay un programa de televisión muy famoso en el que la pareja ganadora obtiene un viaje de novios a Praga. Esto ha hecho a la capital checa muy popular en su país y muchas parejas acuden a la Ciudad Dorada para hacerse un book antes de contraer matrimonio.

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